domingo, 28 de abril de 2013

Tensiones. Explicaciones.





La esencia de la grandeza radica en la capacidad de optar por la propia realización personal en circunstancias en que otras personas optan por la locura. 
 Wayne W. Dyer



¿Sabemos gestionar nuestro estrés? Tiene mucho que ver con gestionar las emociones y cómo estas afectan a nuestro Yo desde nuestro pasado hacia nuestro futuro haciendo gran mella en el presente. Traigamos la mente a casa. 
A continuación, comparto contigo un ejemplo muy ilustrativo sobre ello:  



NO IMPORTA SI EL VASO ESTÁ MEDIO LLENO O MEDIO VACÍO

Una psicóloga en una sesión de gestión de estrés levantó un vaso de agua, todo el mundo esperaba la pregunta ¿Está medio lleno o medio vacío? 

Sin embargo, ella preguntó... ¿Cuánto pesa este vaso? 

Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.

Pero la psicóloga respondió...





"El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo 1 minuto, no es problema, si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo, si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado se vuelve."

Y continuó:

"El estrés y las preocupaciones son como el vaso de agua.
Si piensas en ellos un rato, no pasa nada. Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellos todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.
Es importante acordarse de dejar las tensiones tan pronto como puedas, al llegar a casa suelta todas tus cargas. No las acarrees días y días."

¡¡¡ACUÉRDATE DE SOLTAR EL VASO!!!






Muchas veces el estar dando vueltas y vueltas a un asunto no hace más que enturbiar el agua y, aunque fríamente pudiera parecer fácil resolverlo, cuando nos vemos envueltos en esa tensión generada por el estrés  es probable que tengamos la sensación de que se nos cae todo el artesonado e incluso de no saber qué queremos, qué o quién somos. Muchas veces confundimos nuestra identidad con el problema y creemos -erróneamente- que nosotros somos el problema en sí, lo cual hace que sea mucho más difícil ocuparse y fácil preocuparse.


De los problemas no hay que pre-ocuparse. Hay que ocuparse. 


Siempre he dicho que hablando se entiende la gente, y no guardándose los problemas pero lo más importante y, para empezar, es poder hablar con uno mismo con franqueza. Es a ti mismo a quien no debes explicaciones o excusas. Puedes hacer lo que quieras porque lo deseas y no por ningún otro motivo. No tienes que dar explicaciones a nadie, no tienes que justificarte. Mira lo que dice Emerson en su Diario, el día 11 de abril de 1834:


Cuatro serpientes deslizándose de arriba abajo por una cueva sin ningún motivo aparente. No para comer. No para hacer el amor...
 Deslizándose, simplemente.





Quiero compartir una práctica para examinar el cuerpo en busca de tensiones generadas por el estrés. Espero que te sirva.



Examen corporal

Comenzamos sentándonos cómodamente durante dos minutos. Lo hacemos en una posición que nos permita estar relajados y alerta al mismo tiempo, signifique lo que signifique esto para cada uno de nosotros.
Ahora respiramos con naturalidad y dirigimos con delicadeza nuestra atención hacia la respiración. Podemos concentrarnos en las fosas nasales, el abdomen o todas las partes del cuerpo que participan en la respiración, signifique lo que signifique esto para cada uno de nosotros. Nos fijamos en las inhalaciones, las exhalaciones y el espacio intermedio que las separa.

Examinar el cuerpo

Cabeza: Centramos nuestra atención en la parte superior de la cabeza, las orejas y la nuca. Durante un minuto nos fijamos en las sensaciones que surgen (o en su ausencia).

Cara: A continuación pasamos a la cara. Examinamos la frente, los ojos, las mejillas, la nariz, los labios, la boca y la parte interior de éstas (encías, lengua) durante un minuto.

Cuello y hombros: dirigimos nuestra atención al cuello, al interior de la garganta y a los hombros durante un minuto.

Espalda: Nos centramos en las partes baja, media y alta de la espalda durante un minuto. La espalda soporta buena parte de nuestro peso y almacena mucha tensión. Así que démosle la atención amable y cariñosa que se merece.

Torso: ahora dirigimos la atención al pecho y al estómago durante un minuto. Si es posible, tratamos de hacer lo propio con los órganos internos, signifique lo que signifique esto para cada uno de nosotros.

Cuerpo entero: y por fin, dirigimos la atención al cuerpo en su totalidad durante un minuto.

Buscar emociones
¿Habéis encontrado alguna emoción en el cuerpo? En caso afirmativo, sólo debéis reconocer su presencia. En caso negativo, la de su ausencia. Luego, permanecemos atentos por si aparece alguna durante los dos minutos siguientes.

Emoción positiva
Ahora intentemos experimentar una emoción positiva en el cuerpo.
                Traed al recuerdo algún suceso alegre y feliz o un momento en el que os sentisteis en un estado óptimo de productividad, o llenos de confianza.
                Experimentad la sensación de la emoción positiva. Ahora dirigid la atención a vuestro cuerpo. ¿Cómo se manifiesta en él la emoción? ¿En la cara? ¿En el cuello, el pecho, la espalda? ¿Cómo estáis respirando? ¿Alguna diferencia en el nivel de tensión? Seguimos experimentándolo durante tres minutos más.


Volver al comienzo
Ahora volvemos al presente. Si encontramos algún pensamiento con carga emocional, lo dejamos ir sin más.
                Dirigimos la atención al cuerpo o a la respiración, lo que nos aporte más estabilidad. Y dejamos que  la mente repose ahí durante dos minutos.
(Pausa larga.)

Chade-Meng Tan , See Inside Yourself



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