lunes, 16 de septiembre de 2013

La fuerza está en nosotros, sólo tenemos que querer verla.




Un pobre hombre sale a la calle donde se encuentra con un viajero que le para y le dice: "Amigo mío, veo que está usted muy triste, coja este lingote de oro, véndalo y será rico para toda la vida". El hombre, entusiasmado de alegría por la buena suerte, se llevó el lingote a casa. Inmediatamente, encontró trabajo y ganó tanto dinero que no tuvo necesidad de vender el lingote de oro. 
Transcurrieron los años, y el hombre se hizo muy rico. Un buen día, se cruzó en su camino con un pobre; el hombre lo detuvo y le dijo: "Amigo mío, yo le daré un lingote de oro, véndalo y será rico por toda la vida." El mendigo cogió el lingote, lo examinó y, se dio cuenta de que aquello no era más que cobre. 



Todos traemos nuestro propio lingote de oro. Creamos en él. 

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