domingo, 21 de abril de 2013

Idealizaciones.






Aprender a aprender con eficacia de la vida para poder avanzar por mi camino. 
Si bien este camino está pensado, no está del todo definido y marcado. Creo que hay que dejar fluir la vida y no aferrarse a idealizaciones sobre ella y el  futuro de la misma sin dejar, claro está, de regarlo como parte importante de ella que es. 
Dicen los que saben que simplemente hay que ser, vivir el presente con intensidad y desde la naturaleza de la mente. Curioso y difícil. Si alguien quiere echarme una manita... 

¿Sería algo así como respirar cada segundo? Entiéndase "respirar cada segundo" como si fuese "comérselo" porque, evidentemente, todos los segundos respiramos. 

La respiración es un acto reflejo y automático del cuerpo humano y sirve para aportar oxígeno al cuerpo. Teóricamente, en nuestra existencia física no podríamos vivir sin él. 

Ahora bien, pensemos en respirar cada segundo que pasa por delante de nosotros... Físicamente no podemos respirarlo porque el tiempo no existe en ese plano, pero sí podríamos verlo como la manera de intentar sacar o exprimir lo máximo de nuestro "ahora". Eso es lo ideal. ¡Respira cada segundo, cada pensamiento! Sea bueno o malo, alegre o triste, no los juzgues. Pueden estar sin más. 

Sólo tú tienes el poder para dejarlos ir si no te gustan o de que se queden para jugar un poco más con ellos. Sigue a tu corazón, él sabe a dónde te lleva. No alimentes a tus monstruos.  Creo que esta es otra forma para disfrutar de las pequeñas cosas del día a día. 

Me gustaría compartir contigo un pequeño fragmento de una entrevista a Matthieu Ricard, el que dicen que es el "hombre más feliz del mundo." 







Matthieu Ricard:


"La mente se dispersa aquí y allá. Incluso si estamos sentados, nuestra mente puede ser como la de un mono inquieto, un mono inquieto que va de un lado a otro. Las neuronas se ponen a habla entre sí, ¡a cotillear! Y en realidad necesitamos una mente un poco más calmada, con más claridad y más estabilidad, si no es así, no podremos hacer nada. En caso contrario, es como si tuviéramos un martillo pero nos temblara la mano todo el rato. Por eso es necesario, de alguna manera, utilizar un objeto de concentración para estabilizar la mente. Te puedes concentrar en cualquier cosa, un objeto, una flor, una imagen mental… pero resulta bastante útil concentrarse en la respiración. ¿Por qué? Pues imagina que te dijera que te concentraras en una luz roja centelleante. Podrías quedarte mirándola, pero tu mente seguiría deambulando, mientras que, si te concentras en la respiración, no puedes verla, es muy sutil, y si dejas de concentrarte es como si lo perdieras, así que fácilmente puedes ver si te distraes o no.
Con la respiración solamente ves la sensación.

Cuando respiras por la nariz, tienes una ligera sensación en los orificios nasales, y se trata de quedarse sentado tranquilamente, pensar en respirar por la nariz y luego notar la sensación del aire que sale… y entra… y así, unas 21 veces o unos diez minutos. Hacerlo permite calmar la mente. Muchas personas te dirán: “¡oh, no, no, no! ¡No valgo para eso! Tras 3 minutos, mi mente está completamente distraída”. Es normal. No es culpa de la meditación, es porque la mente no está entrenada y, si no perseveras, nunca aprenderás nada. Así que, en lugar de tener remordimientos o sentirte culpable con ideas como: “¡no valgo para esto!” que al final no dejan de ser más distracción, en cuanto descubras que te has distraído, no pasa nada, tienes que volver a la respiración. Luego, si lo haces durante un rato y lo repites regularmente, verás que la mente se calma, se vuelve más clara, y que puedes utilizar esta mente un poco más flexible para cultivar el altruismo, la compasión o lo que quieras."


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