jueves, 20 de diciembre de 2012

Piensas














Culpa, angustia,
no sabes muy bien qué es,
te trae y te lleva,
te mece, te caes.

Buscas y encuentras,
culpa, angustia.
Te caes
y quieres no sentir.

¿Eso es lo que querías?
Ya está,
no sientes, no piensas.

Pero no, sabes que no.
Al final vuelves a caer.
Culpa, angustia.

Hasta que te levantes.
Hasta que derrumbes tus muros.






Y ves que, tal y como esta configurado, el muro es redondo y tú estás dentro. Mires a donde mires, solo ves muro. Vayas a donde vayas no puedes salir de allí, porque no hay aristas de ningún tipo.
El material está tan cuidado que no hay persona capaz de escalar. Resbala, está muy pulido. Agárrense los machos, amigos. Este muro hay que derribarlo y solo existe una forma.

Derribarlo con la mente y con la fuerza del corazón.

En estos tiempos que corren, hace mucha falta la fuerza del corazón.

La justicia, el amor y el afecto sí derriban muros. El materialismo imperioso que inunda nuestros días, no.

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